jueves, 16 de julio de 2015

The Tallest Man on Earth - Dark Bird is Home (2015)


Kristian Matsson, más conocido por su nombre artístico, The Tallest Man On Earth, vuelve con Dark Bird is Home (2015), el cuarto disco con su sello habitual: Dead Oceans. Igual que los anteriores, contiene diez canciones que respiran auténtico folk de raíces "dylanianas". Esta vez, en cambio, han sido grabadas en diferentes estudios de Suecia y Wisconsin. El resultado es un trabajo bastante más compacto y con una calidad sonora más sofisticada que la mostrada por el sueco hasta ahora.  

Las nuevas canciones tratan, principalmente, de la experiencia personal que el músico ha vivido en su propia piel y que otros artistas que le han influido (Paul Simon, Fleetwood Mac) también han reflejado en alguno de sus discos: el divorcio. De ahí que en el LP encontremos letras que desprenden mucho dolor y tristeza, como las de Darkness Of The Dream, Sagres o la que da nombre y a la vez cierra el disco. Precisamente, el pasaje instrumental con el que acaba esta maravilla de canción es de una intensidad tan imponente, que el oyente no necesita pararse a escuchar con atención la letra para conectar con la emoción con la que The Tallest Man on Earth canta aquello de: “I thought that this would last for a million years but now I need to go. Oh, fuck”.


Quizás para compensar la pérdida, en esta ocasión, el artista escandinavo ha decidido cuidar más la producción. Nos lo hace saber desde el principio, con el tema que abre el tracklist (Fields of our home), donde ya se nota un cambio en el tratamiento de la voz del cantante, más cálida y menos ruda que en discos anteriores. Hay dos elementos más que resultan muy acertados en esta recién estrenada sonoridad: la introducción de segundas voces masculinas que parecen femeninas, y el aumento de arreglos instrumentales, mucho más abundantes que en There's no leaving now (2012)The Wild Hunt (2010) y Shallow Grave (2008). A pesar de que la guitarra continua siendo el eje vehicular, hay espacio para vientos en Slow Dance o en Timothy, donde el propio Matsson toca el clarinete. Como había hecho en There is no leaving now o Kids on the run, también hay lugar para canciones donde el piano toma protagonismo casi en solitario (Little Nowhere Towns). Incluso se atreve a jugar con los sintetizadores en Darkness of the dream, que ayudan a sostenenr la intencionalidad de su mensaje cuando dice “I'm sure I'll sleep when all this goes under. But now, will I sleep alone?”. Seguramente, esta pregunta retórica tenga como respuesta este disco que nos ha regalado a todos los que disfrutamos de su música.

Puede que la parte positiva de esta experiencia dolorosa llena de frustración y resignación sea que el hombre más alto del mundo está dispuesto a hacernos compañía una vez más. Es una suerte escucharle cantar “This is not the end, this is fine”, y ver cómo se ha reencontrado en medio de tanta confusión. Parece que ha llegado el momento de abandonar la etiqueta de "producción casera" a la que nos tenía acostumbrados y de compartir un sonido más extenso en todos los sentidos, más propio de una banda que de un cantautor.  

De momento, a la espera de que confirme fecha en nuestro país, podéis escuchar Dark Bird Is Home (2015) y el resto de su discografía en Spotify

(Publicación original en catalán en La cultura no val res.)


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